lunes, 4 de febrero de 2013

LO MISMO DA OCHO QUE OCHENTA


Quien más, quien menos, está familiarizado con esta expresión tan en alza hoy en día. El despotismo y la mentira campan a sus anchas por cualquier rincón de nuestra  ciudad, cual niño inocente corretea por la calles.

Pongamos un simple ejemplo sin importancia, que podemos extrapolar para otros muchos que están ahora en el candelero. Me refiero al simpático Lance Armstrong, ganador de siete tours, que no es moco de pavo.

Su forma de actuación es curiosa, dentro de un entorno viciado como parece que es el ciclismo de alto nivel. En sus declaraciones viene a decir que el no hacía nada anormal, hacía lo mismo que todos, pero como era un alumno aventajado lo hacía más y mejor que nadie, vamos que lo mismo le daba ocho que ochenta. Después de que las autoridades destaparan el pastel, Armstrong está absolutamente convencido de que es una víctima. 

Ahora como pequeño experimento, en el párrafo anterior las palabras marcada en rojo las podemos sustituir por otras. Pongamos que ciclismo la sustituimos por política, bancos, ayuntamientos…. y el nombre propio de Armstrong por cualquiera de los que últimamente también se sienten víctimas. 

- Je, je, -dijo el inspector- parece que la historia se repite una y otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario