martes, 25 de abril de 2017

EL TIEMPO Y NUESTRO TIEMPO

A medida que vamos haciéndonos mayores somos más conscientes de un factor transcendental en nuestras vidas: el tiempo. Es evidente que en la inocente infancia ni siquiera nos percatamos. Después, en la adolescencia, somos tan indolentes que lo ignoramos. En la madurez el peso de los años nos empieza a sugerir que no somos eternos y, en la vejez, nos aterra constatar que el cronómetro que empezó su cuenta atrás hace tantos años (o no, depende del punto de vista) está marcando sus últimos compases. Es el tiempo vital. Y la percepción de ese final produce angustia y pesadumbre, como parece lógico, si has aprendido a lo largo de tu vida a vivir de forma razonable; o alegría y alborozo, si piensas que cuando el reloj se pare comienza lo mejor y viajarás al valhalla. Estos son los sentimientos, entre otros, que utilizan las diferentes creencias para sumar simpatizantes. 

Volviendo de nuevo a “el tiempo” y dejando para otro momento los actos de fe producto de una débil formación crítica, a veces también cultural, sumada a la carencia de raciocinio elemental, me gustaría transcribir algunas frases interesantes del pensador alemán Rüdiger Safranski, sobre el tiempo desde el punto de vista individual y social. Para Safranski “a diferencia de otros seres que habitan en este planeta, los humanos somos conscientes del tiempo y de que podemos hacer algo en ese tiempo. Nosotros tenemos los relojes y con su ayuda organizamos nuestra vida social. Podemos decir que el reloj es la máquina más importante de la época moderna, porque gracias a él damos ritmo a nuestra vida y nos enlazamos con otras personas”. Y añade: “Hay un debate cada vez más vivo sobre cómo gestionamos nuestro tiempo. Hemos tardado mucho en cuestiones sobre cómo tratar bien a la naturaleza, pero hemos tardado menos en plantearnos, por ejemplo, como están haciendo los sindicatos, si los trabajadores deben estar localizables en todo momento. Parece mentira que tengamos que luchar por ello. El mayor lujo que vamos a tener en el futuro es ser soberanos de nuestro tiempo, no comprarte un coche de gama alta”. Sobre el ritmo vertiginoso de la vida actual declara: “No se puede evitar. Ahí es la técnica la que marca la percepción que tenemos. La humanidad nunca había conocido esta simultaneidad que vivimos actualmente, con la posibilidad de comunicarnos al mismo tiempo con puntos muy lejanos. Esto cambia mucho la percepción del tiempo y hace que estemos en una sensación de permanente nerviosismo. Hay aquí algo muy interesante y es la peculiar contradicción entre esta comunicación simultánea que nos permite vivir el momento presente y esta situación que vemos a menudo de gente que está fotografiando todo continuamente, que no está viviendo el presente, para poder verlo en otro momento”. 

Hay que ser conscientes de nuestro tiempo limitado y actuar, vivir, relacionarse. Tenemos que mejorar la organización de nuestro valioso tiempo para disfrutar de la propia vida y, por supuesto, hay que saber vivir e ir mejorando esta virtud. Por desgracia esto se aprende con el paso del tiempo, otra vez el tiempo, unos tardan más que otros en aprenderlo y algunos no lo aprenden nunca o caminan en la dirección contraria, pero cuanto antes lo aprendamos, más tiempo tendremos de vida plena y satisfactoria.