martes, 7 de noviembre de 2017

GRUPOS POLÍTICOS PARANOIDES

Existen estudios, corroborados con numerosos ejemplos, sobre ciertos grupos políticos, más evidente en los de extrema derecha y los de extrema izquierda pero no necesariamente, en los que puede reconocerse un enfoque paranoide. Esto es, un delirio fijado en una idea o en un orden de ideas que puede sobrepasar la realidad para lograr su fin, incluso desafiando cualquier norma de convivencia o de orden jurídico establecido.

Estos grupos políticos paranoides recalcan la ineficacia, la corrupción y la maldad de los que ostentan el poder. A menudo, sus acusaciones tienen una cierta exactitud en lo que respecta a que los que están en una posición de poder, hacen todo lo posible para mantener un estricto control y negar faltas o errores conocidos, asimismo, también piensan que la facción que ostenta el poder está muy poco deseosa de aceptar sus peticiones. 

Richard Holfstadter acuñó la concepción de “estilo” político paranoide. Este estilo es el que caracteriza a los oradores con discursos delirantes que encabezan los grupos políticos paranoides. Estos oradores políticos utilizan un discurso suspicaz, provocador, combativo, grandilocuente y con tendencia a la indignación. También consideran que las conspiraciones se dirigen contra su territorio, su pueblo y su modo de vida. Dado que no personalizan sus discursos en nadie en concreto, pueden llegar a aparentar racionalidad y objetividad. Y es aquí donde encuentran a sus seguidores, en esa apariencia de normalidad.

Para desenmascarar a estos oradores de estilo político paranoide podemos confrontar su discurso con lo básico de una democracia. Y según Fernando Savater lo básico, lo característico de la democracia actual es que los ciudadanos son iguales más allá de su genealogía, su lugar de nacimiento, su sexo, su color de piel, sus creencias religiosas o filosóficas, sus capacidades... Desde el punto de vista político no hay varones, mujeres, negros, catalanes, mahometanos, aficionados al billar o dotados de buena voz: solo ciudadanos libres e iguales que comparten una ley común, a partir de la cual eligen su trayectoria en libertad.