miércoles, 22 de mayo de 2013

SU SEMBLANTE MUTADO


Las intuiciones, siempre basadas en criterios muy variados entre los que está la experiencia, la inteligencia emocional, la empatía, el conocimiento y algunos más, nos hacen decidir y sentenciar sobre nuestra vida y la de los demás, a veces incluso sin darnos cuenta y pensamos que decidimos a la brava, pero nada más lejos de la realidad. 

Gracias a este cúmulo de elementos somos capaces de vislumbrar como es una persona con sólo fijarnos en pequeños matices. Con observar la manera de hablar, las palabras que utiliza, con qué entonación, cómo gesticula, las ropa que viste, en sus movimientos, la manera de expresarse o actuar en una determinada situación… todo esto nos hace valorar a una persona, la analizamos, intuimos. 

Hay personas que tienen una habilidad especial para desmenuzar a otras. Son auténticos privilegiados, capaces de entrever aspectos íntimos muy sutiles con un golpe de ojo. Pero contrariamente también hay personas que saben camuflar todos estos aspectos magistralmente, son expertos en mentir. Su vida es una farsa tan constante que la mentira se convierte en realidad. Cuantas personas, con el paso del tiempo, se dan cuenta un día que la persona que estaba a su lado no tiene nada que ver con la que era ayer. Después intentas averiguar como fue posible que no te dieras cuenta de nada, que no vieras quien era realmente o que no vieras en que se ha convertido. Que no fueras capaz de ver el semblante mutado con la suficiente antelación, antes de que sea demasiado tarde. Amigos, familiares, compañeros, desconocidos, parejas… creemos conocerlos pero la verdad es que jamás tendremos la certeza absoluta de si la cara que vemos es la real o la mutada.

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