lunes, 6 de mayo de 2013

LENTEJAS Y LENTEJOS


Cuenta nuestro estimado Millás que es bueno hacerse preguntas sobre el lenguaje, incluso preguntas locas e incoherentes. Creo que es un buen ejercicio, sobre todo para las personas que quieren dejar remarcado lo de: "Estimadas/os señoras/es…", "Buenas noches a todas y a todos…", en fin, toda esa noñería incongruente y lascivamente rosada.

¿Por qué, por ejemplo, todo el mundo come lentejas, cuando lo lógico sería que los hombres comieran lentejos? Un mundo en el que la frontera entre lo masculino y lo femenino es brutal o quizá lo era o quizá alguien quiere que sea. En un mundo así, resulta contradictorio que ellas comieran garbanzos, en vez de garbanzas; que ellos se sentaran en sillas, en vez de en sillos; que ellas tuvieran cabello, o pelo, en vez de cabella, o pela; que ellos usaran camisas, en vez de camisos? 

Si avanzamos más en esta necedad, la mesa (que como imagen tiene tanta fuerza o más que como palabra) se podría llamar meso, dependiendo de quien la utilizara. Si ellas comen en la mesa, ellos comen en el meso (imposible de digerir mentalmente sin ayuda específica). Algo parecido ocurre con el caballo. Ellos montan a caballo y ellas montan a caballa (me da dolor de cabeza), cuidado que aquí empiezan las confusiones. 

Lo que saco en claro de esto es que la lengua puede dar para mucho, mucho, mucho.

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