jueves, 13 de junio de 2013

SU AMADO CIRCO (Ventanas de Barcino 3)


Los que tenemos la suerte y el privilegio de vivir a orillas del Mediterráneo, sentimos que el calor del verano nos empieza a chamuscar en las horas centrales del día y "tenemos que cambiar la camisa, igual que las serpientes". Eso es lo que dice mi amigo León, un señor jubilado que tiene la costumbre de ir a la playa a pasear y a darse un chapuzón si acompaña el día.

León es un tipo peculiar, a pesar de sus casi setenta años se conserva muy bien físicamente, me cuenta que trabajó en el circo durante muchos años "en el trapecio", incluso trabajó unos años en el circo de Ángel Cristo que por lo visto en su época era de lo mejorcito. Quizás de esa carrera de trapecista y de cuidarse un poco a lo largo de los años, le viene su aspecto saludable.

Le gusta hablar de su etapa en el circo como si fuera un sueño lejano, algo maravilloso, lo mejor que le ha pasado en la vida. A orillas del mar, en la arena de la playa, me habla del circo y mira hacia el cielo, ese cielo azul y luminoso del Mediterráneo, y recuerda aquella época con añoranza. Me cuenta pequeñas anécdotas de ese periodo de su vida, de sus actuaciones en el circo, de los lugares que visitó en las giras por Europa y América, de gente famosa que llegó a conocer, de algún que otro amor lejano… Incluso en algún momento se le entrecorta la voz y se vislumbra un exceso de humedad en sus ojos, pero rápidamente se repone, me mira y sonríe. Entonces nos despedimos hasta otro día, él continua su paseo cotidiano y yo miro hacia el cielo, una vez más ese mágico cielo del Mediterráneo que tiene el efecto de hacerte soñar, pensando en los recuerdos y en las vidas que pudo dejar León en el pasado para sentir esa nostalgia por su amado circo.

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