martes, 18 de junio de 2013

EL ARTE DEL VENTRÍLOCUO


El SOE, un cuerpo de élite del ejercito inglés, que en la Segunda Guerra Mundial actuó de manera "camuflada" para acabar con el Tercer Reich, fueron los que introdujeron en Europa la peligrosa y temida toxina botulínica. La trajeron ex profeso de América con la intención de utilizarla como lo que es, un veneno.

Con esta toxina embadurnaron las balas que dispararon contra Heydrich en el atentado que perpetraron en Praga en 1942 y que a la postre fue la causa de su muerte. Heydrich fue el segundo de las SS y jefe de la Gestapo, un autentico verdugo sin escrúpulos. En el atentado recibió varios balazos pero ninguno certero y fue la toxina botulínica la que en una semana se lo llevó al infierno.

La "botulin toxin" aunque parezca mentira es el archiconocido "Bot-tox". La tontería roza los límites de la locura, hay personas que se inoculan este veneno para no envejecer, mejor dicho, para no aparentarlo, porque envejecer, envejecen. Lo hacen en cantidades medidas, muy pequeñas, con las que consiguen una especie de parálisis muscular, la misma parálisis que acabó con Heydrich. Lo fácil que puede ser pasarse un poco, sólo un poco con la toxina y… 

Todos hemos visto a alguien que se ha envenenado un poquito para quitarse unos años de encima, su cara tiene la misma expresión que un besugo, rasgo característico de la toxina. Se les va poniendo cara de muñeca, sin vida, antinatural y por lo visto una vez que comienzas te enganchas a la "eterna juventud" y continuas haciendo retoques, un poquito aquí, otro poquito allá y al final lo único que mueves son los ojos, hasta que pareces un auténtico ventrílocuo y adquieres la habilidad de hablar sin mover la boca. "Incredible" que dirían los de las SOE.

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