jueves, 6 de junio de 2013

EL LIBRO AMIGO (Ventanas de Barcino 2)


Hace unos días la portera de mi edificio, una señora que ya ha rebasado la cincuentena y que es de un pueblecito de Teruel , me comentó que un señor le había dado un libro que había encontrado en un banco cercano, ella lo llamó "un libro amigo" y el nombre me pareció perfecto. Son de esos libros que la gente deja en los bancos, en la calle, para que pasen de mano en mano, de lector en lector (lo llaman "bookcrossing" o "libro en la calle"), una fabulosa idea. 

La portera me enseñó el libro, era un "ladrillo" de esos bastantes gruesos, las tapas blancas, una composición tipográfica bien estructura y una ilustración acertada y discreta redondeaba el diseño de la cubierta. Me dijo que le estaba costando leerlo, llevaba cuarenta páginas y entre que no podía darle continuidad por la dificultad de concentrarse en la lectura por el trajín de la portería y que parecían demasiadas páginas para ella, confesó que se le estaba haciendo un poco cuesta arriba.

Me fijé en el autor, era Antonio Muñoz Molina. Uno de los grandes escritores de la actualidad y le dije que "hay autores que cuando comienzas a leerlos por primera vez te das cuenta del enorme descubrimiento que has hecho, no puedes parar de leer", eso me sucedió a mi, pero por lo visto a la portera no, por las circunstancias que fueran. De cualquier manera la animé a continuar, explicándole que la literatura de Muñoz Molina siempre está al borde del precipicio, es idílica, humana y universal, descripción que quizás no fue de su agrado.

Al cabo de unos días le volví a preguntar por el "libro amigo", me comentó que seguía avanzando, pero que todavía no le había cogido el tranquillo. Decidí darle un empujón, le conté que Muñoz Molina había ganado el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2013, cosa que la animó enormemente y me dijo firmemente que lo tenía que leer fuera como fuese. Y allí se quedó, mirando el libro como una niña que mira un tesoro. Me marché corriendo detrás de mi hijo que había salido pitando del portal en dirección al parque mientras hablaba con la portera, pensando que bienvenidos sean los premios si sirven para esto.

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