lunes, 28 de enero de 2013

ENERGÍA ANÍMICA


Hubo unos años, en los que la gente quería ser más culta, más educada, más involucrada en la sociedad. Eso duró unos años y luego parece como si hubieran dicho: esto cuesta mucho, esto es muy cansado, esto me roba demasiada energía, volvamos a ser brutos. Y es aquí donde estamos.

Así que los jóvenes ahora no tienen nada que ver en sus expectativas y en su ilusión con los jóvenes que de hace 20 o 30 años. Quizá había un punto mayor de inconsciencia, se actuaba pensando que ya veríamos y que ya saldríamos adelante, confianza en que las cosas irían a mejor gracias a la energía anímica que bullía en la sociedad. 

La gente no tiene ahora esa sensación, y los jóvenes ya tienen menos confianza en ese posible giro de la fortuna con el que todos contamos en la vida, con el que claramente se contaba en los ochenta y noventa.

La sensación es que más que crisis económica, parece que estamos ante una crisis institucional; la política no es solo gestionar unos presupuestos, sino cómo priorizar unas necesidades sociales, las decisiones globales y locales tiene que ser más humanas y aquí es donde se está fallando. 

Si desde un satélite (acompañados de Laika) observáramos la evolución de la sociedad y del hombre a lo largo de la historia, veríamos que siempre ha ido a mejor. Gracias a esos tiempos pasados sabemos como salir adelante. Un chute global de energía anímica.

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