miércoles, 16 de enero de 2013

DONDE DIJE DIGO, DIGO DIEGO


Todos nos pensamos que nuestros gustos y convicciones son estables, pero cambian más de lo que creemos. Todos aceptamos que nuestros gustos, valores y convicciones del pasado han cambiado, pero entonces, ¿sería lógico pensar que volverá a ocurrir lo mismo en el futuro?

En la Universidad de Harvard, Daniel Gilbert ha publicado un estudio demostrando que todo el mundo, independientemente de su edad, cree que sus convicciones actuales son ya las definitivas. Es lo que llama "el espejismo del fin de la Historia", publicado en la revista Science.

Esto tiene muchas consecuencias prácticas en la vida de las personas, a veces pagamos un precio demasiado alto por atesorar para el futuro el tipo de cosas que le satisfacen en el presente, pero que seguramente no nos satisfarán con el paso del tiempo.

Tal vez la gente crea que su personalidad es tan atractiva, su valores tan sólidos y sus gustos tan indiscutibles, que piensan ¿para qué cambiarlos? Cuantos casos cercanos conocemos de personas que encajan perfectamente con este razonamiento equívoco.

La realidad es que cada uno de nosotros subestima gravemente el poder del paso del tiempo para transformar nuestros valores, preferencias y personalidades, y no somos capaces de darmos cuenta de la ductilidad humana.









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