martes, 21 de junio de 2016

APP PARA VOTAR

No es de mi agrado hablar de política, pero hay algo que me empuja a hacerlo y tampoco se trata se reprimir las emociones, sobre todo si tenemos en cuenta que pasados diez minutos, después de haber leído este artículo, todos los lectores se habrán olvidado de lo que han leído. Como máximo recordarán alguna idea que leyeron en algún sitio perdido en esa nebulosa de información que nos apabulla diariamente.

Una vez más tenemos elecciones este domingo. Esto del sufragio universal se está convirtiendo en un incordio, un derecho molesto porque es un derecho que, visto lo visto, parece que no sirve para nada. Diré, a modo de confesión, que conozco a varias personas que han mentido para disfrutar por entero del puente de Sant Joan (San Juan), tan señalado en tierras que tocan el Mediterráneo. Su trama: anunciar dónde corresponda que quieren votar por correo solo para evitar que les llamen a una mesa electoral. No votarán, pero tanto les da.

Para evitar desazones y estimular el voto, propongo una solución para que todos los ciudadanos voten cómodamente: app para votar. Con los tiempos que corren no creo que sea una idea demasiado complicada de llevar a cabo, y además, seguro que más de uno y de dos ya lo habrá pensado. Sentado en el mullido sofá de su casa o tumbado en la cálida arena de la playa, todo en mundo votaría desde su móvil en tan solo tres minutos y el que no disponga de uno (¿quién no tiene móvil?), o lo prefiera, siempre tendrá la opción de dirigirse al ayuntamiento de turno y votar de forma tradicional. ¿Eh?, ¿qué os parece? No está mal, ¿verdad? Se conseguiría un alto porcentaje de votantes, recuento casi instantáneo, domingos libres para todo en mundo…, en fin, todo son ventajas. Y además, también sería una forma cómoda y rápida de preguntar al pueblo cualquier consulta relevante o corriente. Me imagino algunas: ¿queremos recortar en sanidad o en defensa?, ¿estamos dispuesto a subir el IVA cultural?, ¿limitamos el salario de los cargos públicos a algo razonable?, ¿anulamos los sueldos vitalicios de algunos de ellos una vez han dejado sus cargos?, ¿invertimos más en educación pública de calidad, como en Finlandia, donde no existen matrículas universitarias y la enseñanza superior se considera un bien social?, en fin, se me ocurren cientos de cuestiones que cada ciudadano debería votar. Sería una manera justa de decidir, en una democracia el poder recae en el pueblo, o eso es lo que se supone. Si fuera así de fácil no me importaría votar cada semana un asunto, incluso los que se puedan considerar triviales. Pero llegados a este punto, ¿a quién no le gustaría que esto sucediera? En primer lugar a los políticos, y eso que tanto se jactan de demócratas. En segundo lugar a todos esos que están detrás de los partidos políticos y los financian a cambio de… (piiiii), la censura. Y en tercer lugar a esos que se creen más listos e inteligentes que el resto y considerarían un despropósito semejante app. Si de verdad tuviéramos una educación de calidad en absoluto sería un despropósito, al contrario. Y este es el inicio, hay que potenciar la educación pública de calidad para lograr una democracia real. 

Y mientras tanto, las campañas político-fariseas también comienzan a incomodar nuestras vidas. Y solo digo comienzan por ser comedido. Todos quieren que les des el voto y su principal argumento es: yo sí se hacer las cosas, los demás no. ¿Os imagináis la misma vanidosa y soberbia conclusión en otra profesión? Por ejemplo, un panadero anunciando a los cuatro vientos que vayan a su panadería a comprar pan porque las otras panaderías no saben hacer pan, o un médico criticando a sus compañeros de profesión porque lo hacen todo mal y solo él sabe hacerlo bien. ¡Hay que ser arrogante y mentiroso! 

Desde el punto de vista moral, hay personas que piensan que si no votas luego no tienes derecho a quejarte. Y yo me pregunto: si votas y lo tienes, ¿para qué te vale? ¿para sentirte bien contigo mismo? Ni siquiera eso. Si hacemos un repaso mental rápido a los últimos tiempos es fácil llegar a esta conclusión. 

Cuesta descifrar lo que rondará por la cabeza de esas personas que votan una y otra vez a los mismos que les han perjudicado. Es el colmo de la ignorancia, supongo que para ellos votar se ha convertido en un acto de fe. 

Y la pregunta final es: ¿Tendremos que ir a votar de nuevo porque la clase política es incapaz de ponerse de acuerdo en los cuatro aspectos fundamentales? El tiempo lo dirá, pero no me extrañaría que volviéramos a repetir elecciones. Y esa tercera vez irá a votar Rita “la cantaora”. Lástima de app.

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