martes, 5 de abril de 2016

OFFSHORE PARA TODOS

Las sociedades offshore son empresas oscuras que se caracterizan por estar registradas en un paraíso fiscal y no realizan ninguna actividad económica o comercial en ese país. Estas compañías están controladas por empresas o ciudadanos extranjeros, que llevan a cabo sus negocios en otras partes del mundo y que utilizan el paraíso fiscal únicamente como domicilio legal de la sociedad. Las sombrías sociedades offshore están acogidas a regulaciones legales y fiscales muy favorables. Excepto una pequeña cuota de registro anual (que no suele superar los 200 dólares) las sociedades opacas offshore no sólo están exentas del impuesto sobre sociedades, sino también de otros tributos habituales en la mayoría de los países, como el impuesto sobre el valor añadido (IVA), el impuesto sobre actividades económicas o el pago de contribuciones sociales. A menudo también son utilizadas por sus propietarios, para eludir (o en ciertos casos evadir) el pago de los impuestos sobre personas físicas. Entre los más importantes podemos mencionar el impuesto de sucesiones, el impuesto de transmisiones, el impuesto sobre el patrimonio, el impuesto sobre la renta de las personas físicas o, en ocasiones, incluso los impuestos sobre vehículos. 

El negocio es fácil. A grandes rasgos se podría explicar así: ganas dinero en España –por poner un ejemplo ahora que están en boga los “papeles de Panamá”–, creas una empresa “por un puñado de dólares”  en uno de esos paraísos fiscales mediante algún intermediario o tú mismo, mueves allí el dinero ganado en España y, cuando lo necesitas, vuelves a recoger ese dinero. Por arte de birlibirloque no has pagado impuestos. Has ganado dinero en España gracias a su estructura de negocio y no has pagando lo que correspondería por ley al estado español. Según los “papeles de Panamá”, en España han jugado a burlarse del resto Pilar de Borbón (hermana de Juan Carlos, el que fuera rey), Pedro Almodovoar y su hermano Agustín, Leo Messi, Arias Cañete y el equipo de futbol Real Sociedad. Esto respecto a los que corresponde a España y al paraíso fiscal de Panamá. Si multiplicamos todos los países por todos los paraíso fiscales –no nos olvidemos de los Pujol en Andorra, por ejemplo–, el resultado sería abrumador. Creo que si viéramos publicados todas las personas y empresas españolas que tienen dinero en paraísos fiscales nos quedaríamos paralizados. Conocer esa realidad es necesario para terminar con esta lacra. A groso modo diría que casi cualquier persona que tenga una empresa o una profesión que le reporte unos beneficios abultados –nada del salario medio español que son unos 22.000 euros– tiene una gran parte de los beneficios obtenidos en España en algún paraíso fiscal.

La mejor manera de terminar con la ventaja de unos pocos –siempre los más adinerados–, sería globalizar estas sociedades. Lo contrario es imposible, no hay voluntad de los gobiernos. Algo parecido a cuando estaba prohibido el alcohol y solo se beneficiaban algunos –los mismos de antes–, y terminó legalizándose y se creó un negocio global. Ya que estamos en un mundo globalizado, es lo menos que se puede pedir. Lo que no puede ser es que si se trata de un beneficio sea solo para unos pocos, y si hablamos de un perjuicio sea algo global, que en realidad no afecta a esos pocos elegidos. ¡Ya está bien de paraísos fiscales y beneficios solo para los ricos! 

En el peñón de Giblatrar existen más empresas que habitantes. En las Islas Vírgenes otro tanto. Qué curiosos, ambos paraísos fiscales son Británicos. Pero hay muchos más, solo nombraré unos cuantos, los más sonados: Andorra, Liechtenstein, Bahamas, Barbados, Belice, Islas Caimán, Panamá, Filipinas, Botswana y un largo etcétera. Los sistemas tributarios de estos lugares favorecen, de manera especial, a sus no residentes, ya sean personas físicas o empresas. Además, poseen escasos o nulos convenios con otros países en materia tributaria, ofrecen secreto bancario, no tienen normas de control de movimiento de capitales (origen o destino) permitiendo así el blanqueo de capitales, permiten la libertad de movimiento de personas y bienes, exención total o parcial de pago de impuestos y leyes o normas que no permiten el intercambio de información para propósitos fiscales con otros países. Las ventajas fiscales son innumerables para las empresas o ciudadanos domiciliados allí. ¡Offshore para todos ya!

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