martes, 8 de abril de 2014

EL SADISMO DEL MARQUÉS


Los 120 días de Sodoma vuelven a la actualidad dos siglos después. Esta obra es una especie de catálogo interminable de perversiones sexuales y actos criminales en cascada y en tropel. Cuatro hombres encerrados en pleno invierno en un castillo de la Selva Negra, someten a 600 abusos, sevicias y vejaciones de toda índole a 40 muchachas y muchachos, que sufren su poder y su violencia durante cuatro meses.

Donatien Alphonse François de Sade, Marqués de Sade, escribió el libro, el primero y de largo el más escatológico de los que redactó, en 1785, en su celda de la Bastilla y sin que sus captores se dieran cuenta. El marqués había sido condenado por abusar de varias niñas y se vio obligado a imaginar sus fantasías en la cárcel. El preso más culto de Francia, que se carteaba habitualmente con Rousseau y Voltaire, se pone manos a la obra. Como no puede utilizar hojas grandes sin que se las confisquen, escribe con una caligrafía minúscula y rectilínea y a razón de tres horas diarias en cada mínimo hueco de unos pequeños folios de 12 centímetros de anchura. Por las dos caras. Ingenioso, el marqués decide ensamblar las hojas en un rollo de 12,10 metros de largo, que esconde cada día entre las piedras de su celda.

Unos años mas tarde el pueblo francés toma París y el fuego destruye la Bastilla. Hasta su muerte en el psiquiátrico de Charenton donde es trasladado, el marqués pasó 27 de sus 74 años entre rejas y lamentó la perdida de su mayor obra que quedó bajo las piedras de su celda en la Bastilla. Pero en realidad, el rollo no se perdió, alguien lo encontró entre las ruinas y fue pasando por diferentes manos a lo largo de los años. Vendido, robado y finalmente comprado recientemente para exponerse en el Instituto de las Letras y Manuscritos de París tras una rocambolesca batalla judicial de varios años y el pago de siete millones de euros. Poco importa si el marqués, tan talentoso y genial como golfo y depravado, ha sido entretanto sepultado por el paso del tiempo y el imparable avance de la hipocresía y la mediocridad.

Desde luego queda el sustantivo sadismo: perversión sexual o satisfacción de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad, sufrimiento o humillación en otra persona. Definición que por otra parte bien podría ir ligada al capitalismo.


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