martes, 23 de junio de 2015

EL PRIMER BAÑO DEL AÑO

La temperatura del agua comienza a subir y ya no se nota tan fría. Es una señal más, el verano ya está aquí. Caminamos por la cálida arena hasta la orilla, plantamos la sombrilla, la toalla y nos quitamos la camiseta. Hay ganas de bañarse, el primer baño de la temporada es importante, es como un día señalado, una celebración, casi como un cumpleaños. Crema en abundancia, importante. Miramos alrededor, cielo azulado, sol en el cénit, bastante gente pero no abarrotado. Una año más hay de todo, gente delgada, gente equilibrada y gente gorda, en fin, cada uno es como es, no hay que martirizarse buscando la figura idealizada. Algún velero a lo lejos, pequeñas barcas a motor y surfistas que van a remo, esto es reciente, tontamente lo llaman surf paddle

Hay que bañarse. Nos acercamos a la orilla, una pequeña ola nos barre los pies. La sensación inicial es de fresquito, pero seguimos, hay que seguir. Nos mojamos las piernas. Avanzamos poco a poco hacia el interior, hasta que por fin con la llegada de otra pequeña ola nos mojamos del todo y sin darnos cuenta estamos nadando o flotando. “¡Bien!, por fin, el primer baño del año”. Braceamos unos metros, sumergimos la cabeza y la sacamos. Nos sentimos de puta madre. Nos ponemos de espalda mirando al cielo super azul, es más bonito que nunca. Estamos conectados con la naturaleza, agua, viento, cielo y casi desnudos (algunos desnudos). Flotamos sin apenas movernos. “¡Qué sensación tan agradable, liviana!” Permanecemos así uno o dos minutos, el tiempo ya nos es tan importante, conseguir esa sensación es importante, valga la redundancia. Nos incorporamos y miramos alrededor como si viniéramos o estuviéramos en el más allá, nos gusta. Braceamos un poco más y salimos caminando. El agua salada y vivificante nos cae a goterones por el cuerpo. El sol nos seca y nos calienta lentamente. Nos tumbamos en la toalla y cerramos los ojos. La sensación tonificante es majestuosa. Pasados unos minutos nos metemos debajo de la sombrilla. Es momento de coger un buen libro y leer unas páginas…

Algunos estarán deseando desplazarse a lugares de costa para darse su primer baño del año. Otros, los que tenemos el privilegio de vivir a orillas del Mediterráneo (Mare Nostrum, decían los romanos en su época imperial) disfrutamos cada día de sus aguas térmicas en invierno y templadas en verano. A pesar de la permisiva invasión del litoral mediterráneo por parte de las constructoras de la mano de los ayuntamientos y gobiernos de turno, todavía, hoy en día, seguimos conservando esa sensación de bienestar que nos trasmite un baño en el Mediterráneo. Pero ojo, todo tiene un límite, el mar es un ecosistema natural delicado y tenemos que ser conscientes de ello. Alterarlo, puede tener graves consecuencias para la vida y fauna marina, y también, para los que disfrutamos de sus aguas.

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