martes, 17 de febrero de 2015

POR ENCIMA DE TODO


Este mundo babilónico que nos ha tocado vivir, parece regido por un puñado de multinacionales que, en la la mayoría de los casos, actúan por encima del bien y del mal con el amparo (si no son sumisos y cordiales serían atropellados, esa es la escusa) de cualquier Estado que albergue una mínima esperanza de progresar, ya sea un gran o un pequeño Estado, aunque estos últimos, debido a que su pequeño tamaño le condiciona para competir económicamente con otros más grandes, gustan de cambiar leyes fiscales (ahora lo llaman "ingeniería fiscal", ¿?), para conseguir atraer a las grandes multinacionales o simplemente entre ambos, estado y multinacional, planean la jugarreta de turno que pueda beneficiar a sus bolsillos particulares sin ningún tipo de miramiento ni compasión. Por lo visto, aquí solo impera la ley del dinero, o lo que siempre se ha dicho, la ley del más fuerte. Sí, hoy en día, el dinero simboliza fortaleza, bienestar y progreso, incluso alegría, felicidad y satisfacción. Además, ese dinero tiene que ir en aumento forzosamente (volvemos a la ingeniería económica), porque si no, nos hundiremos poco a poco en la miseria. Esta es la paradoja del capitalismo babilónico e insaciable, siempre quiere más, es lo único importante, cueste lo que cueste, incluso cuesten las vidas que cuesten.

Deducciones en el impuesto de sociedades de hasta el 90%, ciertas ventajas tributarias y fiscales, están a la orden del día en gobiernos de países tan cercanos y europeos (quizá para esto querían ser europeos y pensábamos que la picaresca era española o italiana, menudos pardillos) como Luxemburgo, Holanda, Bélgica o Irlanda. Todos estos "arreglillos" confabulados entre los gobiernos de estos países y empresas como Fiat, Amazon, Starbucks y hasta la empresa con mayor capital del mundo, Apple (algo ayudarán estos chanchullos para ser la número uno), la manzana podrida, son ventajas fiscales que van contra las normas europeas. Pero ¿qué pasa cuando el responsable de esos asuntos de un país, a la sombra hace ciertos apaños fiscales con determinadas multinacionales y más tarde lidera una comisión europea con un cargo de prestigio que requiere total trasparencia y pulcritud como ha pasado con los belgas?, pues que volvemos a la historia de siempre, quien crea las normas, es el que no las cumple. Aun así, los belgas intentan escusarse defendiendo su postura mediante una interpretación de la leyes fiscales un tanto particular, vamos que tiene bemoles el asunto.

Los peores temores se confirman, si tienes dinero es fácil estafar para generar más dinero, incluso tienes el beneplácito de gobiernos tan contrastados como el belga o el holandés. Pero no se preocupen, esto solo afecta un centenar de grandes compañías (casi nada), no solo estadounidenses, en territorio europeo. Esto es lo que ha florecido, imagínense lo que hay debajo de esa espesa capa de mierda putrefacta y si lo multiplicamos a nivel mundial, la montaña de excrementos puede sobrepasar la estratosfera. 

De los 28 estados que forman la Unión Europea (¿unión?) diría que uno o ninguno está libre de culpa. En algunos el asunto es flagrante y llama demasiado la atención, como en los casos anteriormente citados. Hay que acabar con las prácticas de ingeniería fiscal a las que recurren las multinacionales para minimizar el pago de impuestos en Europa amparadas por algunos Estados. El enemigo está en casa, nunca mejor dicho.

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