martes, 5 de enero de 2016

NO LO DIGO POR ACOJONAR

El 2016 promete ser un año divertido. El paro, principal preocupación desde hace años (más de los deseable), seguirá en tasas abrumadoramente altas. Si eres una de las personas que lleva en paro una temporada, el año que viene lo tendrás crudo. No lo digo para acojonar, simplemente es la realidad que a veces no queremos ver. Por el contrario, si durante este próximo año entras a formar parte de ese veintitantos por ciento de parados ya puedes ir rezando, que diría la beata del lugar, pues lo tendrás dificilillo para volver a cotizar a la Seguridad Social. Tampoco lo digo para acojonar, ni soy un gurú de pacotilla, a los datos me remito. Y hablando de Seguridad Social, me sorprende, con la que está cayendo, que la sanidad no sea un tema de preocupación más acuciante. Se ve que a la gente le preocupa más los partidos políticos y la política que su propia salud, paradoja ininteligible. Vamos que puedes estar con el hígado reventado o el riñón para el arrastre que lo más importante es que los políticos y la política en general sea llevadera. Perdonen la expresión, pero hay que ser necio. 

Por encima de la política nos preocupa aún más la corrupción y el fraude. Se supone que en estamentos públicos (políticos, funcionarios, etc.), porque en los privados allá se las compongan, pensarán muchos. La justicia actuará si los pillan, y si no lo hace, a mi no me afecta. Y aquí surge otra equivocación, porque en la mayoría de las ocasiones los problemas corrupción de cargos públicos están íntimamente ligados con los negocios privados, tan privados como sus propios bolsillos o los de su familia o colegas. Parece evidente que los problemas de corrupción son inseparables de la política. Esta percepción tiene un gran porcentaje de españoles, por qué será. 

La educación, que a mi humilde entender tendría que ser el primero de los problemas, ha pasado a ocupar un discreto puesto. Después de lo armado por Wert y su partido en materia de educación es incomprensible, que flaca es la mente y que instintivo es el ser humano. La educación es la base de la convivencia, el desarrollo y el bienestar. Un pueblo educado es un pueblo dichoso, crítico, respetado y respetuoso. Este es un largo camino y todavía estamos en los primeros tramos. Tampoco lo digo por acojonar, pero si los recortes han pasado a ser algo insignificante o poco importante para la inmensa mayoría como dicen las encuestas, mal andamos. Ni sanidad ni educación, quien la quiera que la pague y mientras tanto que viva la privatización amparada por la corrupción.

Algo que parece positivo es la poca importancia que se da al terrorismo. Al parecer somos valientes o quizás insensatos, quién sabe. La vivienda y las pensiones también son asuntos que tienen poca relevancia en nuestras preocupaciones, curioso dato. En cambio, la inmigración nos preocupa más, pero bastante lejos de la violencia contra la mujer. Me pregunto si seguimos siendo una sociedad machista o por el contrario profundamente igualitaria. Por cierto, algo que me choca es la preocupación por la inmigración y la nula inquietud por el racismo. Tal vez no seamos ni machistas ni igualitarios, sino esperpénticos, mirando el panorama creo que voy bien encaminado. Y hablando de esperpentos, los nacionalismos ocupan una posición bastante discreta en los problemas del conjunto de país. Así lo creemos, que no quiere decir que así lo pensemos. Los desahucios nos preocupan muy poco y eso que hay algunos que claman al cielo todavía. Lo mismo sucede con la subida del IVA, lo que fue un estruendo se ha quedado en un canto coral en “mi" menor.

Me he nutrido de datos publicados por el CIS. Las mayores preocupaciones con diferencia son el paro, la corrupción y la economía. El año 2016 será de lo más entretenido, si sobrevivimos, claro, y no lo digo por acojonar.

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