jueves, 14 de noviembre de 2013

ESTRAPERLO


Este palabra con un pasado turbulento y un presente en alza es uno de los acrónimos más arraigados por nuestros lares. El origen de tan goloso vocablo se remonta a tiempos de la Segunda República donde los juegos de azar –especialmente la ruleta– estaban prohibidos en España, así como en la mayoría de países europeos. Sin embargo, en la década de los 30, se popularizaron numerosos modelos de pseudorruletas, que funcionaban alegremente en los grandes casinos de todo el continente.

Los empresarios holandeses Daniel Strauss, (que disponía de pasaporte mexicano y hablaba español), Perle y Lowann (esta última esposa del primero), volvieron su atención hacia España con la comercialización de su ruleta "Straperlo", acrónimo creado con las primeras letras de los apellidos de sus tres accionistas.

En el transcurso del año 1934, los empresarios y los políticos de turno llegaron a un acuerdo económico para la explotación de estas ruletas en varios casinos de España. Algunos representantes políticos y de otros ámbitos como Alejandro Lerroux, Joan Pich, Aurelio Lerroux, Miguel Galante y Santiago Vinardell recibirían una sustanciosa parte de los beneficios obtenidos a cambio de "favorecer" su implantación. También hubo una serie de sobornos pagados a políticos, "familiares" y "amigos".

En el año 1935 el "escádalo estraperlo" salió a la luz. Daniel Strauss presentó una denuncia al presidente de la República Niceto Alcalá Zamora exigiendo una indemnización por los gastos abusivos de instalación del juego conocido popularmente como "estraperlo". Se realizó una investigación y se depuraron responsabilidades.

Así, por extensión, se denominó también estraperlo durante la posguerra española, al comercio ilegal (mercado negro) de los artículos intervenidos por el Estado o sujetos a racionamiento (decretado por el régimen de Franco). A partir de aquel escándalo la palabra estraperlo ha quedado como sinónimo de chanchullo, intriga o negocio fraudulento y desde entonces hasta nuestros días, nuestro entorno político y social se plagó de estraperlistas.

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