Estos días
fríos y entrañables que estoy pasando en Madrid, antaño conocida como "la
ciudad de los gatos", en compañía de mi centenaria abuela y sus historias
de otra época, historias de ahora y de siempre con los mismos sueños por
cumplir y las mismas ganas de libertad; son días que van pasando entre risas y
codornices, esto es, entre Neruda y Delibes que fueron a caer en mis manos de
la estantería del piso de mis padres, él un excazador a la vieja usanza como el
vallisoletano y ella una soñadora como el chileno. Los días pasan entre risas y
amores de versos de Neruda: Quítame el pan, si quieres / quítame el aire, pero
/ no me quites tu risa... y también pasan entre las magníficas narraciones
mundanas de Delibes sobre las delicias de la codorniz, allá por los años 40,
cuando Delibes pateaba las laderas castellanas empapado en sudor por el
esfuerzo de varias horas tras la presa y la cartilla de racionamiento era tan
irrisoria que cazar un animal era una necesidad y una alegría, diferente a
nuestra alegría de estos días, pero alegría al fin y al cabo, la misma que
siempre ha buscado el hombre.
Alegres fiestas a todos.
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